martes, 8 de marzo de 2011

(08/03/11) Latifundios de Gonzalo N. Santos, del general Terrazas y de la familia Sánches Navarro

Latifundio de Gonzalo N. Santos

Gonzalo N. Santos (1896-1979)
Revolucionario. Nació en Villa Guerrero (hoy Tamuín), S.L.P. Murió en el Distrito Federal. Alcanzó el grado de General de División. Fue miembro fundador del Partido Nacional Revolucionario, también del Partido de la Revolución Mexicana y del Partido Revolucionario Institucional. Tuvo altos cargos en este partido, destaca el de Secretario general del Comité Ejecutivo Nacional. De 1924 a 1934 fue Diputado federal (cinco veces consecutivas); Senador de 1934 a 1940. De 1943 a 1949 fue Gobernador del estado de San Luís Potosí, lo que le permitió implantar un cacicazgo (principalmente en la huasteca potosina), este perdió fuerza durante el sexenio del presidente Adolfo López Mateos y terminó con el régimen de López Portillo al afectarle su latifundio El Gargaleote, el mayor de San Luís Potosí y uno de los de mayores dimensiones de la República. También fue embajador en Bélgica (1940) y director de Pesca de la Secretaría de Industria y Comercio. (1956-1961)

El Gargaleote, uno de los latifundios más grandes del país, conformado gracias a una concesión ganadera que Cárdenas otorgó a Gonzalo N. Santos –el cual fue protegido por dos ex Presidentes-, con una superficie cercana a las 14 mil hectáreas, fue afectado en 6 mil 282 de éstas, ya que fueron ocupadas por mil campesinos en una operación incruenta vigilada por efectivos del Ejército “en apoyo a las instituciones del país, en este caso la SRA”. La resolución presidencial afectatoria de El Gargaleote beneficia a 133 campesinos solicitantes de tierras de los poblados de Ahuacatitla y Cuatzontitla, del municipio de Villa Terrazas, así como del poblado de Tanzaquil, del municipio de Coxcatlán, en San Luís Potosí.

Latifundio del general Luís Terrazas Fuentes

Luís Terrazas Fuentes fue el más grande latifundista mexicano. Nació en la ciudad de Chihuahua el 20 de julio de 1829. Hijo de Juan José Terrazas y de Petra Fuentes, ocupó el segundo lugar de este matrimonio. Perdió a su padre a causa del cólera. A los 21 años se convierte en el jefe de familia, ya que su hermano mayor había muerto de pequeño. Además de su madre, contaba con 4 hermanas. Las nuevas responsabilidades las enfrentaría con una herencia modesta y una formación familiar tradicional. Siendo soltero tuvo una hija a la cual nombró Guadalupe. En 1852, a la edad de 22 años, ocupó su primer puesto público como guardia fiscal de la Administración General de Rentas. Ese mismo año se casó con Carolina Cuilty Bustamante, descendiente de Gabino Cuilty, un irlandés nacido en Cuba, propietario de una hacienda al noroeste de la ciudad de Chihuahua. El año siguiente resultó electo regidor del municipio de Chihuahua para el bienio 1854-1855.

La Hacienda de Encinillas fue la más importante de su latifundio; la compró en sociedad con Henry Müller, estadounidense de origen alemán avecindado en Chihuahua. La finca había sido confiscada por el gobierno federal en 1865 al Doctor José Pablo Martínez del Río, patriarca de una de las familias más ricas del país durante el Siglo XIX y la primera mitad del Siglo XX, al ser forzado al exilio en Italia en afán de venganza por Benito Juárez, por su apoyo al Imperio de Maximiliano de Habsburgo. Terrazas y Müller eran los arrendatarios del predio desde 1860, posteriormente la compraron al gobierno federal en 1866, y en 1868 Luis compra su parte a Müller.
El latifundio terracista llegó a sumar más de 2 millones de hectáreas. La sensación era que Chihuahua entera pertenecía a Luis Terrazas.

Terrazas usaba el crédito en forma regular, pedía prestado y prestaba por igual. En varias ocasiones dio la mayoría de sus bienes en garantía hipotecaria para poder realizar otras operaciones más ambiciosas. Las adquisiciones rurales seguían un patrón: una vez comprada una hacienda continuaba aumentando su superficie mediante la compra de predios colindantes. Este modelo se observa en la Hacienda de El Carmen, adquirida por partes a los copropietarios, que llegaron a sumar 26. Años más tarde, durante la disolución del latifundio, Terrazas acreditó su propiedad con el gran número de compras que realizó durante 50 años.

La extensión y el número de las propiedades permitieron a Terrazas especializar sus haciendas; durante los primeros años del siglo XX dedicaba unas al trigo, como la de San Isidro; otras contaban con toros de lidia, como la de San Miguel, y otras con ovinos, como Gallego.

Latifundio de la familia Sánchez Navarro

Santiago de la Monclova era un lugar difícil para aquél que pretendiera hacer fortuna. Una monótona villa, con casas de adobe apiñadas alrededor de una polvorienta plaza. Así era la capital de Coahuila o Nueva Extremadura en el año de 1767, una villa conformada tan sólo por unos cientos de familias, 35 soldados del presidio marcado todo por una pobreza extrema.
Llegar a ser párroco de esta villa era una alternativa de la que nadie pudiera ufanarse, pero para el padre José Miguel Sánchez Navarro representó la oportunidad de construir a partir de 1765 un gran imperio económico, y asistido por sus hermanos formó un latifundio que lo convirtió en el más opulento de los hacendados de la Nueva España.

En menos de un siglo, a caballo entre la Colonia y el México independiente, la familia Sánchez Navarro constituyó en Coahuila el mayor latifundio que ha existido no sólo en México, sino en toda Latinoamérica.
Con 7 millones 347,450 hectáreas, equivalentes a unos 66,766 kilómetros cuadrados, ese latifundio tenía una dimensión similar a la de Portugal. Abarcaba prácticamente la mitad de Coahuila y porciones de Nuevo León, Zacatecas y Durango.


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